En la Carta: platos personales o mejor platos para damas y caballeros
Por Willy Anaya
En los restaurantes, el comportamiento de consumo de las damas, muestra una particularidad recurrente. Si se encuentran mesas con una buena cantidad de restos de comida incluso comida sin tocar, es muy seguro que allí, un grupo de damas, se hayan dado cita a comer. Si la mesa en cambio está la mitad con restos de comida, es muy probable que en aquella mesa un caballero estuvo de acompañante. Ahora, si la mesa no tiene ni un resto de comida, hay una alta probalilidad de que en aquella mesa, se han dado cita a comer solo varones. Este patrón de conducta es recurrente, con costos importantes e impactos en los recursos naturales.
La gran cantidad de residuos de comida es el reflejo del paradigma vigente. A los restaurantes no les llama la atención, por que no les significa un costo mayor a sus beneficios; es decir, si desacerce de la comida o restos de comida fuera costoso entonces intervendrían. Pero, a pesar que lo consideren como pagado, y el desperdicio lo asuma el consumidor, esto no puede ser tan cierto. Al margen de que el consumidor desperdicie o no le guste la comida, el desperdicio está allí y debe llamar la atención para mejorar la producción de platos, ya que se puede estar incurriendo sin saberlo en altos costos de insumos. Si esto último es dificil detectarlo, una medida fácil de hacerlo es discriminando el plato personal; esto es, discriminando en platos personales para damas y caballeros. La idea es minimizar el desperdicio. Cuidado, alguien diría, pero sino me gusta no lo como y no vuelvo al restaurante, ademas el restaurante pierde clientes, claro; pero esto ocurre, en donde los clientes retornan, es decir ocurre independientemente de la sazón. De modo que, a la preocupación por la sazón hay que agregarle la de los desperdicios.
Si nos ponemos a sacar cuentas, a nivel agregrado, el impacto es importante. Sobre todo en consumo de energía. Horas de cocción para terminar en el basurero incluso sin tocar. Esto claro al margen de si me gusta, no me gusta, o "estoy a dieta". En casa, sin embargo algo paradógico, la conducta cambia cuando ellas cocinan, no les agrada que les dejen la comida...
Labels: Economía de Empresas, LAMBAYEQUE, Restaurantes
1 Comments:
Interesante apreciacion... yo opino que la propuesta de discriminar el tamaño de las raciones en los restaurantes no puede ser muy aceptado por los administradores de dichas empresas, las damas al ver que su porciòn es menor que la standard exigiran un precio inferior a este, y eso es un menor beneficio para los restaurantes, en tal caso yo pienso que debe haber concientizacion a los administradores de restaurantes para que empiecen a analizar esta situacion desde un punto de vista menos egoìsta y priorizar temas como el medio ambiente y la administracion de recursos que si bien no son un costo el desecharlos a la basura, si son un desperdicio si lo analizamos desde una mirada mas colectiva, yo propondrìa compensar la raciòn de alimentos en el plato de las damas y reemplazarlo por otro de un menor costo y que haya requerido de un menor proceso productivo, una ensalada, o tal vez frutas, aunque son alimentos simples, està la habilidad del cocinero de convertirlo en una obra de arte para ser aceptado por la comensal. Tambièn serìa viable crear un plan por parte del estado que designe otro destino a los alimentos que no hayan sido tocados por los comensales y se encuentren en buen estado, ser distribuidos hacia sectores que se encuentran en extrema pobreza y con gusto aceptarìan hasta un pan duro, un inicio de eso puede ser una complementaciòn en el estudio de la administraciòn de restaurantes en los que se incluyan este tema, muy buen paradigma del que somos testigos muchas veces sin embargo nunca lo hemos analizado con detenimiento profesor.
5:27 PM
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